29 marzo 2009

Phantom Coupé y Phantom Drophead

La familia real británica, Frank Sinatra, Mohamed Alí, Ernest Hemingway, David Beckham, John Lenon, Lenin, Rodolfo Valentino... son sólo algunos de los nombres de la prestigiosa lista de clientes de Rolls. Y en esta ocasión, durante unos minutos, bamos a sentir las mismas sensaciones que reyes, escritores de prestigio, deportistas famosos... en definitiva, personajes que han sido, son y serán estrellas de la Historia.


Empezamos a recorrer lentamente con la mirada las siluetas del Phantom Coupé y del Phantom Drophead. Enseguida nos llama la atención su enorme longitud: 5,60 metros en ambos casos. Son los dos únicos vehículos del mercado que se comercializan de serie con llantas de 21 pulgadas de diámetro.
En este primer acercamiento, apreciamos que el cofre y el pilar A de ambos no están realizados en el mismo material que el resto de la carrocería. Efectivamente, así nos lo comunican, ya que esas dos partes se han fabricado en acero pulido a mano, mientras que el resto de la estructura ha recibido mezclas de fibra de carbono y aluminio, material este último que constituye la materia prima y única del chasis.
Otro detalle que nos llama la atención: en la parte trasera del Drophead, justo encima de la zona del maletero, vemos una superficie de madera, en este caso de tecka, elemento éste junto al del cofre y el pilar A que son opcionales y cuyo precio de ambos suma casi los 15.000 Euros (el precio, por ejemplo, de muchas versiones de vehículos compactos).

El primero de los Rolls que íbamos a conducir era el Drophead. Abrimos las puertas, y ¡sorpresa!, se abren en el sentido contrario al habitual. Nos disponemos a entrar en, y más que el habitáculo de un coche, parece la suite de un hotel de lujo, todo cuidado al más mínimo detalle y con materiales de gran calidad: cuero, madera en piano Black (un tipo de color negro) y aluminio.


Una vez acomodados, los asientos se ajustan a nuestra espalda como si de sillones hechos a medida se tratasen. Mientras que ajustamos los asientos y nos empezamos a acostumbrar a tanta exclusividad, preguntamos a uno de los máximos responsables de Rolls-Royce cuántas posibilidades de personalización para el habitáculo ofrecía la marca. Éste nos contestó que no había un número limitado. Prácticamente todo lo que quiera añadir el cliente, la firma británica se lo proporciona a través del Departamento Bespoke. Si el afortunado propietario quiere poner, por ejemplo, una fina lámina de oro blanco en los marcos de las manijas de las puertas, Bespoke lo evalúa y le da un presupuesto.
El mundo Rolls es así: todo lo que la imaginación quiera se hace realidad. El responsable de la marca nos recuerda, además, que no hay dos Rolls en el mundo que sean iguales al cien por cien.
Empieza lo bueno. Arrancamos el motor del Drophead Coupé. El enérgico motor V12 de 6,7 litros de cilindrada y 460 CV con inyeccion directa (el Phantom Coupé incorpora el mismo) no daba síntomas de funcionamiento, aunque eso tan sólo era una sensación, gracias al inmejorable trabajo de insonorización llevado a cabo en el habitáculo. Esta cualidad se repetiría durante el resto del viaje, pues a pesar de que pisáramos a fondo el pedal del acelerador, a bordo no se escuchaba nada.
Del mismo modo, el esquema de suspensiones no transmitía ninguna de las irregularidades del terreno. Más de dos toneladas y media de vehículo se deslizaban sobre el asfalto como si éste estuviese hecho de seda.Este extremo confort de marcha se repite en el Phantom Coupé. Si se analizan las especificaciones técnicas de esta versión de carrocería respecto al descapotable, no existen diferencias, salvo en el peso (ligeramente menor en el Coupé con 2.590 kg, frente a los 2.610 kg del Drophead) y en el esquema de suspensiones, algo más firme en el Coupé y con mayores estabilizadoras. Aunque cada panel es nuevo en el Rolls-Royce Phantom Drophead Coupe, este tiene muchas similitudes con su hermano el Phantom Coupe.
El chasis tridimensional de aluminio fabricado a mano se basa en detalle en el chasis del Phantom. Tiene estribos mas fornidos. El chasis del Drophead es casi 10 pulgadas (25 cm) mas corto, lo que refleja una distancia entre ejes reducida. El motor y lo mismo ocurre con la caja automatica ZF de seis velocidades. ¿Por ello, aquí uno va a gastar la mejor parte de $400,000 Euros en un convertible?
Abordamos un pequeño tramo de curvas y este señor del asfalto no vacila en ningún instante. La carrocería no da síntomas de balanceo en ningún momento, al menos durante nuestro pequeño test.Algo que no pudimos comprobar durante las algo menos de cuatro horas que estuvimos al volante hace referencia a una de las características técnicas de Phantom Coupé y Phantom Drophead. Según uno de los responsables de la marca que nos acompañó en todo momento, si circulamos a 160 km/h el indicador de potencia nos dice que al motor aún le queda disponible el 90 por ciento.

Además, también nos indican que ambos Rolls están pensados para poder hacer largos trayectos a una velocidad constante de 200-220 km/h, situación ésta, por supuesto, que sólo podría tener lugar en países con autopistas sin límite de velocidad.Afrontamos los últimos kilómetros a bordo del Phantom Coupé.


Nuestro sueño hecho realidad está a punto de finalizar. Seguimos disfrutando del momento hasta el último instante. Tocamos su volante, su palanca de velocidades (situada en el lado derecho del volante, un elemento típico y genuino de Rolls-Royce), el exquisito tacto del tablero de cuero, la tersa piel de los asientos... queremos saborear hasta el final una experiencia casi divina. Pero los sueños no duran eternamente y el nuestro acaba después de casi cuatro horas plagadas de opulencia y comodidad.



Publicado por:
Jesus Agustin
(Agradezco a "Domani Motors" las facilidades prestadas para probar el auto).

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