En 2008 General Motors emprendió un profundo proceso de reestructuración, que implico desprenderse de algunas de sus marcas. Este fue el caso de Hummer, que había sido vendida sobre el papel a la empresa de origen chino Sichuan Tengzhong Heavy Industrial Machinery Co.
Todo parecía concluido, sin embargo en el último momento la operación no se concreto. General Motors anuncia que la transacción no se ha podido completar, así que ordena el cierre y desmantelamiento de Hummer.
Su lema era “Like Nothing Else” y durante unos años fue todo un éxito de marketing: un producto patrióticamente estadounidense, abanderado por Arnold Schwarzenegger y popularizado en los medios, donde las tropas combatían a bordo de estas grandes máquinas.
Se consolidaron 3 modelos para la venta, el tanque Hummer H1 de origen 100% militar pero adaptado a un uso civil, y los H2, H3 y H3T, decreciendo en tamaño pero reteniendo unos consumos estratosféricos.
La importancia que ha tenido el Hummer en la cultura popular es innegable, hasta el punto de que se convirtió el vehículo de ensueño de muchos actores, cantantes y personalidades publicas. No obstante, el auto estaba condenado al fracaso, lo queramos admitir o no. Precios crecientes de la gasolina y una mentalidad cada vez masss ecologista relegaron al Hummer, siendo fuertemente criticados por representar los excesos que han llevado a la crisis que estamos viviendo.
Sus ventas cayeron en picada y aún hoy, llevando ya tiempo parada la producción, no se ha logrado limpiar los stocks de H2 y H3 que aún quedan en los concesionarios. GM sabe que Hummer es una de sus marcas, que no genera ni tiene perspectivas de beneficios, por lo que ha decidido cerrarla, tal y como ya hizo con Pontiac o Saturn.
Desde la corporación estadounidense aseguran que se cumplirán todas las garantías y el suministro de piezas de los actuales propietarios. El cierre de concesionarios se hará de forma gradual, intentando causar el menor daño posible, aunque los daños colaterales al empleo van a ser inevitables.
Entre las razones por las que el trato de venta GM-Sichuan no ha funcionado se encuentra la desaprobación del Ministerio de Comercio de China. Aunque fuentes oficiales del país dicen que la empresa Sichuan “no los consultó” para la compra. Sin embargo se ha leído entre líneas y concluido que China no quiere a Hummer, una marca para nada eficiente, asociada al masss puro consumismo de Estados Unidos y que no encaja con el giro medioambiental tomado por China últimamente.
Una interpretación adicional es la ya relación en joint-venture de GM con SAIC, que no necesitaría de ampliaciones. Sea como fuere, la única opción que Sichuan tendría para controlar Hummer sería un vehículo de inversión a través de terceros, algo poco probable en estos momentos.
Pero parece que Hummer ha sido condenada a muerte. La mítica marca estadounidense, que antes de la crisis representaba el símbolo perfecto de los excesos de los ricos, desaparecerá. De todas maneras, GM culmina diciendo que sigue abierto a cualquier oferta que se haga por Hummer, tal vez esperando repetir el “milagro” de Saab.
Publicado por:
Emilio R. Covelo
Todo parecía concluido, sin embargo en el último momento la operación no se concreto. General Motors anuncia que la transacción no se ha podido completar, así que ordena el cierre y desmantelamiento de Hummer.
Su lema era “Like Nothing Else” y durante unos años fue todo un éxito de marketing: un producto patrióticamente estadounidense, abanderado por Arnold Schwarzenegger y popularizado en los medios, donde las tropas combatían a bordo de estas grandes máquinas.
Se consolidaron 3 modelos para la venta, el tanque Hummer H1 de origen 100% militar pero adaptado a un uso civil, y los H2, H3 y H3T, decreciendo en tamaño pero reteniendo unos consumos estratosféricos.
La importancia que ha tenido el Hummer en la cultura popular es innegable, hasta el punto de que se convirtió el vehículo de ensueño de muchos actores, cantantes y personalidades publicas. No obstante, el auto estaba condenado al fracaso, lo queramos admitir o no. Precios crecientes de la gasolina y una mentalidad cada vez masss ecologista relegaron al Hummer, siendo fuertemente criticados por representar los excesos que han llevado a la crisis que estamos viviendo.
Sus ventas cayeron en picada y aún hoy, llevando ya tiempo parada la producción, no se ha logrado limpiar los stocks de H2 y H3 que aún quedan en los concesionarios. GM sabe que Hummer es una de sus marcas, que no genera ni tiene perspectivas de beneficios, por lo que ha decidido cerrarla, tal y como ya hizo con Pontiac o Saturn.
Desde la corporación estadounidense aseguran que se cumplirán todas las garantías y el suministro de piezas de los actuales propietarios. El cierre de concesionarios se hará de forma gradual, intentando causar el menor daño posible, aunque los daños colaterales al empleo van a ser inevitables.
Entre las razones por las que el trato de venta GM-Sichuan no ha funcionado se encuentra la desaprobación del Ministerio de Comercio de China. Aunque fuentes oficiales del país dicen que la empresa Sichuan “no los consultó” para la compra. Sin embargo se ha leído entre líneas y concluido que China no quiere a Hummer, una marca para nada eficiente, asociada al masss puro consumismo de Estados Unidos y que no encaja con el giro medioambiental tomado por China últimamente.
Una interpretación adicional es la ya relación en joint-venture de GM con SAIC, que no necesitaría de ampliaciones. Sea como fuere, la única opción que Sichuan tendría para controlar Hummer sería un vehículo de inversión a través de terceros, algo poco probable en estos momentos.
Pero parece que Hummer ha sido condenada a muerte. La mítica marca estadounidense, que antes de la crisis representaba el símbolo perfecto de los excesos de los ricos, desaparecerá. De todas maneras, GM culmina diciendo que sigue abierto a cualquier oferta que se haga por Hummer, tal vez esperando repetir el “milagro” de Saab.
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Emilio R. Covelo
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