Podemos considerar al Tucker Torpedo como uno de los
autos masss clásicos, no solo debido a su diseño y tecnología implantada para
la época. También por la historia que involucra al mismo vehículo como a su creador
para salir al mercado.
El Tucker Torpedo hizo su aparición en 1948. Iniciando su
preparación al término de la II Guerra Mundial, cuando la industria del
automóvil en Estados Unidos estaba lista para comenzar de nuevo con la
producción de vehículos para uso civil, después de tres años en los que la
gente no pudo comprar autos debido a que las fábricas se utilizaron para suministrar
material de guerra como aviones, tanques y municiones.
Los primeros modelos que aparecian en el mercado eran muy
similares a los que se producían antes de la guerra, con muy pocos cambios. Por
lo que Preston Thomas Tucker vio una buena oportunidad de negocio construyendo
un auto verdaderamente nuevo y original. De hecho se vendía bajo el slogan “el
primer auto completamente nuevo en 50 años”.
Thomas Tucker era un antiguo empleado de Cadillac, Ford,
Studebaker, Stutz y Chrysler, por lo que tenía grandes conocimientos sobre autos
y de cómo venderlos. En los años 20 también había participado en el diseño y
construcción de deportivos de carreras para Miller, con los que se cosecharon
varias victorias. Así que, ayudado por sus habilidades comerciales, reunió
dinero para llevar a cabo su proyecto, alquiló al gobierno una gran fábrica en
Chicago en donde se habían producido motores para los aviones B-29 y contrató al
importante diseñador Alex Tremulis.
Thomas Tucker deseaba un auto muy seguro, potente,
grande, fiable y espacioso. Sería innovador, con suspensiones independientes
para las cuatro ruedas -algo muy novedoso para el momento-. Con motor trasero
de 6 cilindros, se disponía inyección mecánica de gasolina, frenos de disco -basados
en los aviones- y ruedas de magnesio. Algunas ideas que incluso se usan hoy en
día.
Del concepto inicial al prototipo hubo que cambiar
algunas cosas que no funcionaban bien, como los débiles frenos de disco. Del
prototipo a la versión final también hubo modificaciones entre las que destaca
el propulsor, que era menos potente de lo esperado y al final se adaptó otro
motor que se utilizaba en helicópteros. Pese a los cambios respecto del boceto,
el Torpedo seguía siendo un modelo fuera de los cánones. Contaba con innovaciones
como parabrisas y ventanillas de seguridad (Con vidrio especial que al romperse
se pulverizaba en partículas gruesas en lugar de astillas), tablero de mandos
acolchado (Para amortiguar a los pasajeros en caso de colisión), todos
instrumentos estaban agrupados en el volante, tenía suspensiones independientes
y la aerodinámica era excepcional (incluso contra la de los modelos actuales).
Otra incursión se presentaba en el motor que mantenía
partes construidas en aluminio y que estaba sujeto al chasis con sólo cuatro
pernos lo que permitía un montaje y desmontaje muy rápido y sencillo, pensando también
en los tubos y cables que contaban con un tipo de conexión que permitían
soltarlos fácilmente. Además, la caja de cambios automática era como la de los
Buick, pero con un sistema para el Torpedo que usaba únicamente 27 piezas en
lugar de las 120 habituales. De hecho, se eliminaron unas 800 piezas que se mantenían
en el resto de le los autos del mercado con lo que se consiguió una reducción
de peso hasta unos -500 kilos menos que otros coches de su tamaño-. Lo que
otorgaba mejores prestaciones, consumos y reducción de costos en producción.
Incluso en un principio contaba con cinturones de
seguridad, pero al final se pensó que eso asustaría a los compradores al pensar
que el auto -sería peligroso-. Cabe recordar que estamos en 1948 y los primeros
cinturones de seguridad se empezaron a montar, como opción, en algunos Ford a
partir de 1956 (Hasta entonces sólo se usaban en aviones).
Pero también hay que hablar del peculiar tercer faro
frontal, apodado “el ojo de cíclope”. Este faro contaba con efecto direccional
(al girar la dirección también gira la luz) y se creó como respuesta a un
estudio que se acababa de dar a conocer, que concluía que el 65% de los
accidentes nocturnos en carretera se debían a la falta de iluminación en el
momento en que se tomaba una curva.
Tras la presentación del prototipo, la necesidad de fondos
llevó a Tucker a buscar masss dinero para continuar con el trabajo. Para ello,
comenzó a vender franquicias a los futuros concesionarios e ideó un plan para
comercializar accesorios para los autos Tucker como: radios, maletas para viaje
y fundas de asientos. Logrando su objetivo, pero con esto despertó sospechas
entre la Comisión de Seguridad e Intercambios (SEC) del gobierno estadounidense.
Iniciando esta una investigación sobre prácticas financieras irregulares por -vender
accesorios par autos que aún no existían-. Sin embargo, la creencia general
como la del propio Tucker era que los grandes fabricantes americanos de automóviles
fueron los que propiciaron la investigación, preocupados ante el nuevo
competidor que se presentaba -dejando todos sus modelos obsoletos-.
Agravando la situación, la investigación y los sumarios
fueron filtrados a la prensa, que hizo especial hincapié en detalles sobre el
auto que no funcionaban muy bien o eran poco fiables, sin tener en cuenta que
no era un modelo definitivo sino un prototipo. Así que se produjo el pánico
entre los compradores potenciales, concesionarios, proveedores y accionistas. Tucker
fue llamado a juicio y finalmente absuelto, pero el mal ya estaba hecho. Quedándose
sin fábrica, los inversores se retiraron del proyecto. Únicamente se llegaron a
fabricar 51 Tucker Torpedo de los cuales 47 sobreviven y funcionan
perfectamente.
Muchos expertos coinciden en afirmar que si a Tucker le
hubieran permitido trabajar y producir su novedoso y revolucionario automóvil,
hubiera cambiado la Historia y habría hecho tambalear a los grandes fabricantes
de de Detroit. Tras el fracaso, Preston Tucker intentó establecerse en Brasil
para construir un modelo para el mercado local, aunque el proyecto nunca se
llevó a cabo ya que murió de cáncer de pulmón en 1956 (1903-1956). Sin embargo,
los adelantos que incorporaba este innovador-auto hicieron historia, del mismo
modo que terminaban con la marca Tucker.
En 1988 Francis Ford Coppola llevó al cine la historia de
Tucker, haciendo una película producida por George Lucas y protagonizada por
Jeff Bridges que se llamó “Tucker, El Hombre y Su Sueño”. No hay casualidad en que
fuera Coppola el creador de la historia, ya que es uno de los afortunados
poseedores de un Tucker Torpedo.
En enero del 2012 se subasto un Tucker Torpedo en el
evento anual de Barrett-Jackson que se celebra en Scottsdale, Estados Unidos.
Alcanzando una suma de $2,600,000.00 dólares, algo que reconoce muy bien el
genio de Preston Thomas Tucker.
Publicado por:
Natalia Welch
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