Algo que sorprende la primera vez que nos ponemos al volante de un eléctrico es la ausencia de ruido del motor, únicamente cuando vamos alcanzando velocidad y empieza a revolucionarse el motor. Se empieza a oír un ligero zumbido que alcanza su máximo en el momento que llegamos a la velocidad máxima autolimitada electrónicamente, para evitar extinguir la batería rápidamente.
Así como en su día nos tuvimos que acostumbrar a escuchar cada vez masss los ruidos de los motores de explosión y poco a poco olvidarse del relinche de los caballos, ahora nos tendremos que adaptar al zumbido y casi ausencia de ruidos de los eléctricos. En este caso concreto el Tesla Roadster en plena aceleración se asemeja y mucho a un jet privado pidiendo pista para despegar.
Cuántos egos habrán quedado por los suelos al comprobar que un super-auto electrico era masss rápido que un todopoderoso propulsor a gasolina, alcanzando los 0 a 100 km/h en menos de 4.0 segundos con la suavidad con que los eléctricos son capaces de acelerar, con la ausencia de los tirones y las diferencias de potencia que provocan los cambios automáticos (incluso las mejores transmisiones variables continuas) y disfrutando de una entrega de par continua.
Con todo y con eso, reconozcamos que para el disfrute de la conducción nada como sentir los rugidos de un buen motor en V-(lo que sea, masss grande mejor), aunque desgraciadamente el disfrute y la sonoridad sean directamente proporcionales al gasto que nos clavarán en la gasolinera cada vez que tengamos que ir a cargar combustible. Sin embargo por ahorro, y por el bien de las generaciones futuras del planeta, tenemos que poner toda esperanza en los super-deportivos) híbridos y electricos.
Publicado por:
Emilio R. Covelo
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